Irreflexiones Innecesarias 1

Esto lo tenía archivado, había olvidado este blog, lindo espacio para decir mis tonterias sin que nadie las lea. Siendo honestos: amo hablarle a la pared, es la única que me aguanta; algunas veces hasta me contesta. De todas formas ahí va:

Venía del cine, en el camión de siempre junto a la gente de nunca. La película había sido excepcional e inundaba todo mi pensamiento; en pocas palabras (para no revelar la trama) a mi sólo me quedan 3 años para poder publicar mi primer libro. De no ser así: hola escritor fracasado.

No es demasiado tiempo, por lo que mientras el camión traqueteaba bajo la lluvia saqué la libreta negra usual y me decidí por empezar un poema. En eso me fijé en una blusa de estampado floreado. No sólo en la blusa, sino también en el moreno cuerpo que cubría, en los negros ojos que eligieron las margaritas verdes del estampado.

Me quedan tres años para publicar un libro y yo me estoy distrayendo con labios rosados que se emocionan al encontrar en alguna tienda la blusa escotada que ahora atrae mis reflexiones.

Sé que podría pasar horas admirando a la mujer dueña de todo lo de arriba (admirando de abajo hasta arriba y de regreso) más las serpientes onduleantes que se la pasan pretendiendo ser cabello, sólo con la hermosa intención de devorarte cuando no estés atento.

Aún con todo eso no pude hablarle, nunca le hablo a las mujeres en el camión, por más ganas que tenga, no poseo la capacidad de ligar. Zaz Culebra. Me conformo con el ejercicio del voyeur.