24/4/09

La "influenzia" de tu tristeza

Ojos rojos y llorosos, una cara febrilmente roja pero finalmente triste. Tus manos blancas y finas que hasta ayer se movían como delicadas bailarinas hoy se portan como tontas y no atinan a dar los movimientos correctos, es como si las bailarinas fueran ahora unas débiles y convalecientes anoréxicas.
No descubro anillos adornando ninguno de tus dedos, sólo son embellecidos por lunares y pecas que revelan la claridad de tu piel.
No tengo forma de saber si llevas aretes, tu pelo negro cubre tus orejas, lo que provoca en mi una ligera obsesión que no me dejara dormir hasta descubrir que tipo de pendientes prefieres, o si en realidad no usas ninguno.
Pulseras si llevas, pero sólo plateadas en la muñeca izquierda; una de ellas tiene una inscripción. ¿Quién te la habrá dado? ¿Un novio o tus padres? ¿Qué dirá? pero lo más importante ¿Qué sentirás al leer la inscripción?
Pero quiero regresar (pues no me canso) a tu cara, a tu blanca cara,por la cual ahora corren lágrimas, persiguiéndose una a la otra, dejando a tu nariz roja en medio de la carrera.
Veo a las perlas saladas caer desde tu barbilla hasta el suelo, arrastradas por la gravedad (de tu semblante).
Quiero descubrir el origen (meta) físico de tu llanto pausado, de tus convulsiones tan parecidas a la tos pero en silencio; es por eso que sigo el surco de las lágrimas hasta tus ojos cafe ¡claro!, que si en este momento me sonrieran, yo iría presuroso a besar tus labios rosas que ahora te veo humectar con desgano, como si el cuerpo te pesara, yo creo que es característico de lo que imagino te sucede.
Aún con la tristeza con la que te has levantado veo que no has descuidado ni tu delineador ni tu peinado (el cual por cierto me sigue ocultando tus orejas), pero te ves demacrada y lejana.

Sigo preguntándome por las razones de tu lagrimear y de tu falta de sonrisas que me encantaría retener para siempre en algún lugar de mi mente.
No me atrevo a preguntarte que te sucede, ni siquiera cuando nuestras miradas se cruzan; adoraría sostener tus manos y calmar esa fuga de agua marina.
Pero ahora tus manos, con toda su debilidad, sacan una cajita de cartón de tu bolso. Me pregunto qué será, tal vez un retrato al cual le lloras; o una carta que te lastima.
Sin embargo mis especulaciones están bastante lejos de la realidad, pues lo que finalmente sale es papel desechable, que desganadamente llevas a tu nariz una y otra vez a lo largo de la hora y media que estarás sentada junto a mi. También toses un poco.
¡Ah! El origen metafísico de ese semblante tan apagado es la soberana enfermedad, y yo preocupándome por las heridas en tu corazón. Ahora me preocupo por mi, me alegro de no haberte besado ni tomado de las manos. No es influenza lo que tienes ¿verdad?

3 comentarios:

  1. Quires una opinión: "La "influenzia" de tu tristeza" es hermoso.

    Es totalmente hermoso! contextualizado, romántico y emocionante, hay suspenso, ay! me van a salir lágrimas :D es que este tipo de cosas me pegan mucho... Bravo!

    Firma: Ross (latinoamericanista paniqueada)

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  2. Resultó ser una buena musa la influenza, despues de todo alguna cualidad debía de tener jaja.

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  3. Jajajaja. La narración [¿es cuento?] está escrita en primera persona. La diegesis no está muy explicita, mas supongo que es en el d.f. en algún legar publico [digamos en la estación del metro jamaica... por qué? no sé, se me ocurrio. El enfoque es precisamente una mujer [duh!] de color blanco... [eeeh, sin comentarios] incluso podría ser una enfermera, jajaja, digo la gente que trabaja con respecto a la salud está muy de moda en estos tiempos apocalipticos.
    Bueno, podría decir muchas cosas más, pero realmente el tiempo de "cuarentena" me ha secado la cabeza... [y di que no te comento felipe, el te hubiera psicoanalizado]

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